lunes, 2 de junio de 2014

Reabsorción Cervical Invasiva




Un caso más en  el que el cone beam  juega un papel crucial para llevar a cabo nuestro diagnóstico y más si es un paciente tan especial como mi padre. 

La historia del diente es la siguiente: traumatismo dentofacial a los 14 años, tratamiento de conductos del diente 1.1 en 1985 , retratamiento en 1996 y carilla de composite. 

Nos enfrentamos a una reabsorción cervical invasiva tipo III de Heithersay. En su etiología está el blanqueamiento interno, ortodoncia, RAR y traumatismos previos como en el caso. 

En una RVG no teníamos los suficientes datos para saber que alcance tenía  la lesión y dónde se sitúa exactamente, así que realizamos un CBCT de campo pequeño y nos llevamos la sorpresa de que la lesión era bastante más grande de lo que pensábamos. 


Teníamos dos retos ... primero: retratar quirúrgicamente y segundo: restaurar el diente.

Consideramos que retratar de nuevo y ahora de forma quirúrgica debilitaría el diente mucho. Ante tal grado de destrucción ( incluso invadimos la línea media del diente) creemos que no tiene buen pronóstico y decidimos la extracción para poder colocar un implante que es una solución muy buena siempre y cuando esté indicado.

No nos gusta tener que mandar a extraer un diente a nuestro compañero que nos deriva al paciente, pero también debemos saber dónde está el límite en cada caso. Debemos ser predecibles. Y más si es nuestro propio padre el que está sentado en el sillón, siempre hay que buscar la mejor solución.